Guamúchil, Sin. Sonaron las ráfagas de un AK-47 la tarde de aquel fatídico 26 de octubre del año 2006 y a partir de ahí Guamúchil nunca volvería a ser el mismo, pues fueron asesinados en lo que al parecer fue un ajuste de cuentas cinco personas entre ellas 3 menores de edad; Víctor Manuel de 10 años, Carlos Alberto de 5 y José Max de solo 2 años además Daniela Guadalupe de 6 años quedó gravemente herida. Este hecho fue indudablemente una pauta en la historia en lo que hasta ese entonces era un pueblo pacífico.
Algunas personas festejaban con una carne asada en el número 1224, localizado sobre la calle Mariano Escobedo en la colonia Cuauhtémoc, hasta el lugar llegó Carlos Alberto Gastélum Pacheco en una camioneta cherokee en la cual viajaban también los cuatro niños y empezó una conversación con Carlos Eleodoro Valdés Huerta, apodado “El güero de la pela”. A los pocos minutos del arribo y según testigos presenciales un grand marquis llegó al sitio, del vehículo descendió una persona abriendo fuego contra Valdés Huerta y la unidad motriz, de forma inmediata Gastélum Pacheco quien aún permanecía en la camioneta arrancó el motor de la misma, sin embargo fue perseguido por el grand marquis hasta que los gatilleros dieron muerte a los tres niños y al chofer, dejando herido al copiloto y a la única niña que viajaba en el vehículo de la muerte. Cinco personas muertas y dos heridos fue el resultado del brutal ataque. Tres niños que al parecer habían sido recogidos de sus respectivas escuelas dejaron de existir ese día víctimas de hechos de los que eran completamente inocentes. Fue la primera vez que una masacre de este tipo se suscitara en la ciudad y para muchos el detonante de una ola de violencia por la que el pueblo no termina de atravesar.
Pero aquellos echos no quedaron impunes, el 29 de noviembre del mismo año, Lucano Sauceda Félix, fue apresado como presunto autor material de los hechos. Sauceda Félix, se hirió él mismo mientras abandonaba el lugar y la atención en un hospital privado en la ciudad de Guamúchil, obligó a su rastreo y detención.
Propiedades de la familia del presunto culpable fueron quemadas y destruidas por desconocidos y posteriormente confiscadas por autoridades policíacas. Dos años más tarde un hermano de Lucano sería acusado de otra masacre a menores por el bulevar Rosales y tiempo después el padre de ambos seria acribillado y desmembrado sobre la carretera a Angostura. Sauceda Félix permaneció interno en le penal de Aguaruto en Culiacán en donde le apodaron “El mataniños”. Por órdenes de un juez federal Sauceda fue trasladado a un penal de alta seguridad en Tamaulipas, por ser declarado reo de alta peligrosidad al encontrar una AR-15 y 11 armas más dentro del penal de Culiacán, algunas propiedad del implicado. Desde su traslado a la ciudad fronteriza nada se sabe de aquel joven guamuchilense que por razones desconocidas arrebató la vida a tres inocentes sin dar ninguna oportunidad a defenderse.
Los inolvidables hechos significaron la evolución de un pueblo, el despertar a una estrepitosa realidad que empezaba a vivirse y la pérdida en gran medida de la tranquilidad y la inocencia social.