Guamúchil, Sinaloa.- La evidente falta de elementos de seguridad pública en las calles de colonias y comunidades de los municipios de la región del Évora, brinda la apertura para que los delincuentes actúen libremente sin que exista el temor de ser sorprendidos por la autoridad.
La profesionalización de los elementos policiacos en el estado de Sinaloa, trajo consigo una depuración excesiva de elementos, con medidas de evaluación exigentes en cuanto al control y confianza, las cuales dejan mucho que desear, ya que en muchos de los casos pagaron justos por pecadores.
Esta falta de elementos policiacos se ve reflejada en las calles, donde los homicidios, robos y despojos de automóviles parecen no cesar.
Tan solo en los municipios de Salvador Alvarado, Mocorito y Angostura, los cuales comprenden la región del Évora en lo que va del año se han registrado 65 homicidios, siendo el municipio de Mocorito el más violento con 42 casos hasta el mes de octubre, mientras que en el delito del robo de vehículo, los tres municipios suman la cantidad de 143 casos, ocupando el municipio de Angostura el nivel más alto con 71 robos, en los que últimamente han predominado los despojos a mano armada por las carreteras de la entidad.
Tomando en cuenta algunas recomendaciones de organismos internacionales, de que por cada mil habitantes corresponden 3 policías, Salvador Alvarado está muy por debajo de este indicador, ya que de acuerdo a los habitantes del municipio y de los elementos policiacos con que cuenta, solo tiene un elemento por cada mil habitantes, mientras que en el municipio de Mocorito, un solo elemento de seguridad pública tiene a su cargo aproximadamente a mil 250 ciudadanos, reflejándose esto en la cantidad de 42 homicidios suscitados este año.
El municipio de Angostura es el que cuenta con la mayor cantidad de elementos policiacos para brindar seguridad, teniendo de acuerdo a sus habitantes, dos policías por cada mil para velar por su seguridad, sin embargo esto parece ser insuficiente.
Sin duda estas cifras revelan el desamparo en el que la sociedad se encuentra, viviendo en un ambiente de intranquilidad y expuesta a ser víctima de la delincuencia en cualquier momento.
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