Pero al retornar a sus salones se han topado con que las cosas no son como antes: Las medidas sanitarias les prohíben acercarse, jugar a la hora del recreo o compartir el almuerzo como solían hacerlo.
Aunque tal vez no es lo que desean, se trata de una nueva forma de conectar a la que tendrán que adaptarse, y necesitarán del apoyo de mamá y papá, así como del personal docente para lograrlo.
“La maravilla de los menores es que están en una fase de gran plasticidad cerebral, entonces se van adaptando a todos estos cambios”, dice la psicóloga Michelle Salinas, directora del Centro de Psicología y Psicopedagogía Psicree.
“Sin embargo, hay que tener muy en cuenta que están en un proceso de madurez cerebral y aunque tienen gran capacidad de adaptación en todo este proceso, necesitan de auxiliares para saber cómo va a ser la nueva forma de socializar en esta nueva normalidad”.