El Paso.- Ruth revisa una lista de cosas mientras empaca. Hay pastillas de jengibre para las náuseas, te de manzanilla para tranquilizarse, dos toallas gruesas para el sangrado. Dentro de unos paquetes que contienen melones, pepinos, tomates y chile, desliza dos pequeñas bolsitas de plástico conteniendo pastillas para abortar, que ella etiquetó a mano.
Unos meses antes, Ruth sintió latir su corazón mientras arreglaba los kits, una oleada de adrenalina la invadió mientras manejó hasta la oficina postal para enviarlos por correo, preguntándose si sería detenida –o arrestada.
Ahora, asegura que “el miedo desapareció y me siento llena de indignación”.
Agrega unas paletas de dulce para contrarrestar el sabor amargo de la medicina y también un panfleto titulado “Cuidado femenino para abortar de manera segura” que contiene instrucciones detalladas para terminar con el embarazo en privado, lejos de las instalaciones de una clínica –que, a excepción de una emergencia médica, ya no es una opción en Texas.
Horas después que la Suprema Corte decidió anular el caso Roe vs. Wade a finales de junio, las clínicas de Texas dejaron de practicar abortos. Actualmente Texas es uno de 13 estados que han prohibido la mayoría de los abortos.
“Si es posible, pídale a una amiga, ser querido u otra persona en quien usted confíe que la acompañe durante el proceso del aborto”, aconseja el panfleto. “Eso le puede ayudar a sentirse más cómoda y apoyada”.
La mayoría de las leyes estatales antiaborto no castigan a las mujeres que dan por terminado su embarazo. Sin embargo, para cualquiera que las ayude las sanciones pueden ser severas: En Texas eso podría incluir el pasar tiempo en la cárcel.
Aunque algunas de las ciudades más grandes de Texas han tratado de restarle prioridad a las investigaciones o procesos penales sobre delitos relacionados con el aborto, eso no ha sucedido en El Paso.
Greg Allen, jefe de la policía de esta ciudad, ha dicho públicamente que no está de acuerdo en quitarle la prioridad a las investigaciones de esos casos.
Yvonne Rosales, procuradora de Distrito de El Paso, quien dejará su puesto en esta semana, no firmó una carta que le entregaron activistas a favor del aborto que la hubiera comprometido a hacer que los procesos sobre el aborto de esa oficina sean de la más baja prioridad.
La persona que la reemplace durante un período de dos años será designada por el gobernador Greg Abbott, quien se opone contundentemente al derecho al aborto.
Un derecho humano
Mientras sale de El Paso Ruth habla por su teléfono celular. Enviará por correo dos paquetes que podrían ponerla en riesgo de violar cualquier número de leyes estatales –incluyendo las prohibiciones de enviar por correo medicamentos sin prescripción médica, dijo.
Desde que cayó el caso Roe, ella envió esos paquetes a todo el país, pero la mayoría fueron destinados a las texanas.
La mujer trata de enviar esos kits de cuidados, como ella misma les llama, dentro de un lapso de 48 horas después de recibir un nombre y domicilio a través de un mensaje en una aplicación encriptada.
Este es un nuevo tipo de riesgo para Ruth, quien pidió no utilizar su verdadero nombre para este reportaje.
El apoyo de Ruth al aborto se fortaleció después de que tuvo un embarazo de alto riesgo, aunque deseado. Hasta ahora, en lo que va de su vida, sólo ha recibido unas cuantas multas de tráfico por exceso de velocidad.
Sin embargo, contactó a El Paso Matters para describir cómo se hizo voluntaria para socavar las restricciones sobre el aborto debido a que quiere que las paseñas sepan que “Habemos algunas de nosotras que estamos dispuestas a violar la ley para asegurarnos que las mujeres puedan ejercer sus derechos como seres humanos”.
Ruth se considera a sí misma como “el engranaje de un neumático” y no tiene idea, deliberadamente, de ver en dónde encaja. Conoce a otras voluntarias que han comprado medicamentos para abortar como Mifepristone y Misoprostol en farmacias mexicanas, aunque otras las traen consigo a Estados Unidos.
Otras voluntarias almacenan grandes cantidades de esas pastillas en estados de todo el país hasta que las envían a las voluntarias como ella, quienes preparan y mandan por correo los paquetes directamente a las personas que las solicitan.
Ella sabe que quien sea que reciba los paquetes que ella envía por correo se comunicará con otra voluntaria que las apoyará en su aborto.
Adoptando estrategia
Este modelo fue desarrollado en México durante el transcurso de dos décadas por organizaciones como el grupo de justicia reproductiva Las Libres, con sede en Guanajuato, de las que es voluntaria Ruth.
Las Libres trabajan para avanzar “los derechos de las mujeres a vivir libres de violencia”, comentó la fundadora del grupo, Verónica Cruz Sánchez, quien habló por Zoom desde su oficina en Guanajuato, México.
Cruz formó el grupo de Las Libres en el año 2000 para asegurarse que las sobrevivientes de ataques sexuales pudieran tener acceso al aborto después que legisladores mexicanos revocaron el derecho a dar por terminado el embarazo como resultado de una violación. La causa del grupo pronto se expandió para incluir a cualquiera que deseara terminar con el embarazo, por cualquier razón.
Cruz formó el grupo de Las Libres en el año 2000 para asegurarse que las sobrevivientes de ataques sexuales pudieran tener acceso al aborto después que legisladores mexicanos revocaron el derecho a dar por terminado el embarazo como resultado de una violación. La causa del grupo pronto se expandió para incluir a cualquiera que deseara terminar con el embarazo, por cualquier razón.
Desde su fundación, Las Libres han acudido a la corte para liberar a mujeres que están en la cárcel por terminar con su embarazo y han presionado para despenalizar el aborto en México.
También operaron en una zona legal gris creando redes de acompañamiento, de manera emocional y apoyo médico a las personas que terminaron su embarazo.
Ellas lo hacen abiertamente, dijo Cruz. “Siempre hemos sido muy abiertas para desafiar al gobierno diciéndoles: “ustedes no tienen el derecho de criminalizar, ustedes no tienen el derecho de convertir esto en un delito”.
Obstáculos evadibles
Las pastillas para abortar fueron una parte básica para su estrategia, dijo Cruz. “En muchas ocasiones se cree que los médicos son el obstáculo –cuando no quieren practicar un aborto, si creen que no es algo bueno”.
En Estados Unidos, por ejemplo, más de 40 estados permiten a los médicos o instituciones que se rehúsen a participar en un aborto, de acuerdo al Instituto Guttmacher, quien le da seguimiento a la política de salud reproductiva de Estados Unidos.
“Eso es igual para nosotras”, continuó diciendo Cruz, “darnos cuenta que podíamos abortar en casa utilizando un medicamento fue una herramienta fantástica”.
Los que se oponen al derecho al aborto se han enfocado en los abortos médicos y lo han convertido en su nuevo campo de batalla. A mediados de noviembre, los que se oponen al aborto entablaron una demanda en Texas que busca revertir la aprobación de hace décadas de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Mifepristone, argumentando que la FDA no había estudiado completamente el medicamento y que no es seguro para usar.
Al ayudar con los abortos auto-practicados, Las Libres siguen los protocolos médicos señalados por la Organización Mundial de la Salud, que describe tales abortos como una forma de “intervención de auto-cuidado” que es segura y efectiva.
Cuando se toman conjuntamente, de acuerdo con estudios, el Mifepristone y Misoprostol tienen una efectividad de hasta el 95 por ciento para terminar con un embarazo en su etapa inicial.
Diez meses antes de que la Suprema Corte anulara el caso Roe vs. Wade, Texas promulgó la Propuesta 8 del Senado, que prohíbe los abortos que superan las cinco o seis semanas de embarazo –que en ese entonces era el límite más estricto que tenía el país para abortar. Nueve días después, México se movió en la dirección opuesta, ya que la Suprema Corte emitió una decisión para despenalizar el procedimiento.
Para entonces, Cruz comentó que Las Libres estaban bien equipadas para ampliar su modelo a Texas.
“Para nosotras, eso no fue un problema, ni siquiera fue una discusión”, dijo. Texas, que tiene vínculos con México y el frecuente movimiento de personas y productos por nuestras fronteras, pareció encajar naturalmente.
“Por supuesto, también hemos pensado en las mujeres indocumentadas, en migrantes latinas”, dijo. “Existe una gran concentración de personas de nuestro país en Texas. También es como una extensión, una manera de continuar ayudando a nuestra propia gente”.
“Así que, le hice un llamado a todas las organizaciones, todas las redes que ya habíamos formado y les dije, “Oigan, ¿qué les parece si ayudamos a la gente de Texas? Y todas respondieron, “Sí, hagámoslo”.
Rápidamente, empezaron las peticiones que venían depersonas que no eran indocumentadas, migrantes o latinas ¬–o hasta de Texas, dijo Cruz. Y cuando Roe vs. Wade cayó, lo que habían sido 10 peticiones de ayuda al día aumentaron a 100.
Listas para todo EU
“¿Están preparadas para ayudar a unos 22 estados en Estados Unidos? Y nosotras respondimos “aquí estamos”.
Actualmente, Las Libres trabajan con una red de aproximadamente 200 voluntarias con sede en Estados Unidos, cerca de la mitad de esas voluntarias viven en Texas. Cruz no proporcionó detalles específicos acerca de las voluntarias de El Paso, excepto que confirmó una cosa, Ruth no es la única.
El camino a la desobediencia civil
Ruth asistió a una escuela en donde había un alto índice de embarazos de adolescentes. Cuando vio que otras jovencitas de su clase se embarazaban, se puso a pensar en estas posibilidades: ¿Qué haría si estuviera en esa situación? “No supe contestarme, pero no estaba en posición de decirle a otras personas qué debían hacer”, dijo.
Ella nunca se encontró en esa situación. Lo más cerca que estuvo fue a finales de los años 1990, cuando se rompió un condón y el tomar la pastilla del día siguiente requirió que visitara al médico. Cuando Ruth le dijo a la enfermera por qué había acudido a ese lugar, “la enfermera me miró fijamente a los ojos y me dijo “No puedes asesinar a un bebé. No voy a permitir que asesines a un bebé”.
Pero había un Plan B. Se puso a llorar y cuando la doctora entró y le preguntó qué había pasado, Ruth le contó.
La respuesta de la doctora fue muy diferente, recuerda Ruth. “Ella me dijo, lo que hablemos aquí no es de la incumbencia de nadie más. Nadie puede saber cuál será tu decisión. Así es como debes tomarte las pastillas”.
“El que alguien te diga que está bien, que lo que estás haciendo no está mal” fue como…. Ruth no terminó la frase.
Años después, Ruth dijo que “tuvo un horrible embarazo y que casi se muere”. “Era un embarazo deseado y no podía imaginar forzar a una mujer a pasar por eso”.
“Sé lo que se siente tener un pésimo embarazo”, agregó. “Y ahora están tratando de imponerle eso a las mujeres que ni siquiera querían embarazarse. Es traumático forzar a la gente”.
Propuesta peligrosa
Los simpatizantes de la propuesta HB 1280, una de las leyes de Texas que prohíbe la mayoría de los abortos, hacen notar que eso permite el procedimiento cuando la vida de una persona embarazada o una importante función corporal está en riesgo. Pero forzar a los médicos a retrasar el aborto hasta que el embarazo llega a un punto de emergencia podría poner en peligro la vida de las pacientes, han dicho médicos expertos.
Cuando la Suprema Corte dio por terminada la protección federal para abortar en este verano, los hijos de Ruth ya habían crecido y vivían fuera. Ella tuvo más tiempo y quiso ayudar. Al principio, se imaginó trasladando a personas que buscan abortar al otro lado de la frontera –a México o Nuevo México, en donde el aborto sigue siendo legal.
“Pero luego dije: espera un momento, piénsalo. Yo necesito trabajar con personas que tienen una infraestructura establecida, que saben lo que están haciendo”. Y de inmediato pensó en las organizaciones no lucrativas de México.
“El vivir en El Paso y tener respeto por la cultura mexicana, creo que me ayudó a saber a quién contactar cuando todo esto sucediera”, dijo. “La comunidad es la respuesta a nuestros problemas”.
En tan sólo tres meses, Ruth ha enviado 50 paquetes –a unos cuantos estados demócratas, pero mayormente a los republicanos y no tiene planes de detenerse. Ella ya tiene una historia preparada y memorizada cuando envía por correo los paquetes y también mantiene contacto con dos abogados en caso de que sea arrestada.
“Hay una razón por la que estoy haciendo esto”, dijo. “Lo estoy haciendo por las mujeres que no tienen a dónde acudir”.
Con información de Victoria Rossi / El Paso Matters