Vanidad.- Para muchas mujeres, los procedimientos estéticos se han convertido en su mejor aliado antiedad, y aunque ello implique poner en riesgo su vida, constantemente acuden a charlatanes que prometen mejorar su aspecto, por muy pocos pesos.
Tal es el caso de Sarah Rogers, que con apenas 34 años, acudió a un desconocido a que le inyectara el rostro para borrar algunas líneas de expresión, que en realidad, casi ni se le notaban.
Sin embargo, el ahorro de no acudir con un especialista, le salió más caro y casi le cuesta la vida, pues la persona que realizó el procedimiento, le inyectó un producto ilegal que lejos de dejarla hermosa le causó una severa infección.
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