ROMA (EFE).- La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) reclamó ayer prácticas más sostenibles para garantizar la producción de cereales en el futuro, frente a la degradación de los ecosistemas que ha causado el modelo actual. El maíz, el arroz y el trigo aportan al ser humano el 42,5% de todas las calorías y su cosecha deberá ser perfeccionada para contribuir al necesario aumento de la producción de alimentos en un 60% para 2050, apuntó la FAO en una nueva publicación.
El libro de la FAO, titulado Ahorrar para crecer, propone un modelo de agricultura que incrementa el rendimiento de los cereales básicos y su calidad nutricional, al tiempo que reduce los costos para los productores y el medio ambiente. “Será difícil mantener en el futuro la producción de cereales como se ha hecho en las últimas décadas porque, a pesar de que todavía es muy alta, ha disminuido la proporción por hectárea”, aseguró a EFE la experta de la FAO Caterina Batello.
En la publicación, el organismo llama a mejorar la variedad de cultivos; conservar los suelos de manera orgánica; utilizar la rotación de cultivos, y a diversificar la producción de cereales integrándola con árboles, ganado y con la acuicultura. En 2014 se batió el récord en la producción mundial de cereales, que se concentra en pocas zonas, donde ya se pagan las consecuencias de décadas de monocultivo con una mayor degradación del suelo, el agotamiento de los acuíferos y con la pérdida de biodiversidad.
Entre los ejemplo presentados por la FAO de prácticas conservacionistas, cita a los agricultores de Kazajistán, que cosechan trigo sin labrar la tierra; la producción de arroz y de pescado en forma integral en China, y a los productores de África, que manejan varios cultivos para controlar las plagas. En todo el mundo han surgido iniciativas para cultivar legumbres que fijan el nitrógeno en los suelos e impulsan el rendimiento del trigo, mientras que sólo en Asia millones de agricultores de arroz han pasado a cultivar también maíz en la estación seca, usando híbridos de alto rendimiento que consumen menos agua.
Para Batello, esta nueva etapa de producción sostenible deberá basarse en “conocimientos intensivos en todos los niveles” y en un renovado compromiso político hacia las prácticas más adaptadas a la agricultura familiar, respetuosas con las condiciones ambientales y sociales de cada país.
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