Se trata de cinco reformas a distintas leyes con las que las autoridades marítimas pretenden atacar las principales trampas que los narcotraficantes suelen usar para evitar una detención en el mar.
A unas horas del fin del último periodo ordinario de sesiones en la Cámara de Diputados, a la Secretaría de Marina le crecieron dientes afilados para ir tras el crimen organizado en aguas internacionales y nacionales, que es donde se mueve entre el 60 y 70 por ciento de todas las drogas que cruzan al país.
Se trata de cinco reformas a distintas leyes con las que las autoridades marítimas pretenden atacar las principales trampas que los narcotraficantes suelen usar para evitar una detención en el mar.
Entre las estratagemas de los criminales están, por ejemplo, aventar al agua los paquetes con drogas, sacarlos de las embarcaciones para no ser atrapados con ellos; tirarse al oleaje para que en los reportes policiales se asiente que fueron hallados flotando y se hagan pasar por náufragos; deshacerse de los motores de las lanchas antes de la llegada de las autoridades para fingir ser pescadores empobrecidos, o navegar con embarcaciones sin alguna bandera nacional –las llamadas “lanchas apátridas”– para no ser juzgados por leyes nacionales.
“Estamos ante la mayor reforma en la historia en materia de delincuencia marítima”, asegura el vicealmirante en retiro de la Secretaría de Marina y diputado federal Jaime Martínez en entrevista con MILENIO, a unas horas de que lograra el respaldo de 451 legisladores a su proyecto de reforma. “Esto es histórico; ahora falta el voto en el Senado para que esto sea realidad”.