El lunes vence un plazo clave que puede derivar en aranceles permanentes de Estados Unidos a las importaciones de tomate mexicano, con costos que podrían afectar a los consumidores estadounidenses cuando llegue el frío a fin de año.
Hasta la semana pasada ambas partes no habían alcanzado un acuerdo para poner fin a una investigación antidumping sobre las importaciones mexicanas de tomate y levantar un arancel provisional del 17,6%, que entró en vigencia en mayo. El resultado del caso ahora puede provocar que los aranceles sean permanentes, lo que podría afectar a la industria agrícola mexicana y a los supermercados y restaurantes estadounidenses.
Sin embargo, algunos productores agrícolas estadounidenses, respaldados por legisladores republicanos de Florida Marco Rubio y Ted Yoho han dicho que están a favor de permitir que la investigación y los aranceles sigan adelante. Afirman que México, el mayor exportador mundial de tomate, ha rebajado injustamente los precios y con eso ha causado daños a los agricultores estadounidenses, perjudicando a la agricultura en Florida y otros lugares. México niega que sus agricultores estén incurriendo en lo que se conoce como dumping.
“No creo que un acuerdo de suspensión vaya a curar el problema“, señaló Yoho el viernes en una entrevista telefónica. Agregó que EE.UU. debe proteger los empleos agrícolas locales, incluso si eso significa que los consumidores paguen un poco más por sus productos.
Tregua incómoda
Los productores mexicanos exportan más de US$2.000 millones en tomates a EE.UU. cada año, acercándose a los aguacates que son la mayor exportación agrícola del país, y la industria genera directamente más de 1 millón de empleos.
Desde 1996, la industria del tomate opera bajo una tregua incómoda. En ese momento, se llegó a un acuerdo para poner fin a una investigación antidumping, siempre que los productores mexicanos se adhirieran a ciertas condiciones como la fijación de un precio mínimo. Ese acuerdo se ha renovado varias veces en las últimas dos décadas, pero el gobierno de Trump abandonó el trato este año.
El subsecretario de Relaciones Exteriores de México, Jesús Seade, declaró este mes que las partes estaban cerca de un nuevo acuerdo, pero habían trabas por la exigencia estadounidense de que el 100% de los tomates mexicanos sean revisados en la frontera. Seade aseguró que esa condición es imposible de cumplir por temas logísticos.
Los aranceles provisionales serían permanentes si el Departamento de Comercio de EE.UU. determina antes del 19 de septiembre que México participó en prácticas de dumping y posteriormente la Comisión de Comercio Internacional determina que el comportamiento causó daño a los productores estadounidenses.
Si los productores estadounidenses pierden el caso, la industria mexicana podrá recuperar lo pagado por los aranceles en el intertanto.
Tendrían que llegar a un nuevo acuerdo el lunes para permitir 30 días de consulta pública antes de que el Departamento de Comercio concluya su investigación.
Aumento de precios
Un estudio publicado este año por economistas de la Universidad Estatal de Arizona y solicitado por una asociación comercial que representa a importadores de tomates mexicanos reveló que los precios de la mayoría de las variedades de tomates subirían si las importaciones mexicanas cayeran a la mitad. Pero la magnitud del aumento dependerá de muchas variables, como las condiciones meteorológicas en el ciclo de cultivo. La oferta es generalmente mucho más restringida en los meses de invierno de América del Norte, cuando muchos productores abandonan el mercado.
El análisis añadió que un colapso del comercio mexicano junto con, por ejemplo, una ola de frío en enero o el brote de una enfermedad en Florida podrían duplicar los precios de muchas variedades.
Información: Infobae
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