Guamúchil, Sinaloa.- No concibe su vida sin la Cruz Roja, la mayor parte de su tiempo la pasa en el edificio de la institución de auxilio, por lo que siempre está dispuesto a colaborar durante una emergencia en donde se requiera su ayuda para salvar vidas y así sentir la satisfacción de poder ayudar a un ser humano.
El joven Juan Diego Pacheco Arce enfermero de profesión y Técnico en Urgencias Médicas de Cruz Roja Mexicana Delegación Guamúchil, fue el único elemento de Cruz Roja de esta ciudad que le tocó participar en las jornadas de ayuda médica y humanitaria en el estado de Chiapas, uno de los estados afectados por los sismos ocurridos el pasado mes de septiembre, los cuales cobraron cientos de vidas y dejaron miles de damnificados al afectarse sus viviendas.
El contacto directo con la gente de las comunidades de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, le hizo valorar el sentido de la vida, ya que las afectaciones de los sismos se sumaron a la extrema pobreza que existe en esa zona del país, en las cuales menciona -las personas te asaltan por un poco de comida-.
Junto a un grupo de compañeros paramédicos de todo el Estado de Sinaloa, viajó a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez para relevar a personal de Cruz Roja que permanecía por 15 días prestando sus servicios, buscando a través de su espíritu de servicio ayudar a las personas que resultaron afectadas, siendo partícipe de las actividades de apoyo en la distribución de víveres y la atención médica a quienes con motivo del sismo resultaron con lesiones en partes de su cuerpo.
Sus conocimientos como paramédico y enfermero le valieron para que al llegar lo tomaran en cuenta para participar en brigadas médicas, trasladándose por horas en transportes especiales para llegar a las comunidades en donde atenderían a las personas, siendo víctimas de inclemencias del tiempo como lluvias e incidentes con el vehículo el cual sufrió ponchaduras en la travesía.
Juan Diego Pacheco menciona que estas acciones vienen a fortalecerlo en su formación como persona, ya que considera muy satisfactorio el poder participar en este tipo de jornadas de ayuda a gente necesitada, donde el agradecimiento de las personas con un simple gracias, viene a ser el mejor pago y satisfacción que puede recibir.
Uno de los puntos que le quedó marcado de este lugar es la extrema necesidad de la que carecen los habitantes de las comunidades de Tuxtla Gutiérrez, lo cual le dejó una experiencia un poco inusual, ya que al bajar de una comunidad a la cual acudieron para brindar ayuda, fueron “asaltados” por habitantes de otra comunidad quienes les exigieron despensas a pesar de no estar destinadas a estas personas.
Para Juan Diego el participar en un acontecimiento de esta naturaleza, donde un desastre natural se ensaña con los mexicanos no es nuevo, ya que también le tocó participar ayudando a los ciudadanos de Los Cabos cuando en el año 2014 el huracán “Odile”, devastó esta entidad.
Indica que hay quienes lo catalogan de loco por dedicarle demasiado tiempo a Cruz Roja e incluso por abandonar a su familia por días y arriesgar su vida buscando ayudar a los demás, sin embargo menciona que es algo que le nace y le apasiona, reflejándose en algo gratificante al saber que pudo hacer algo para mejorar la salud o el entorno de gente que no conoce y que sin embargo le agradecen de corazón.
Juan Diego se dice listo para participar donde la institución de Cruz Roja le requiera, ya que cataloga la institución como su segunda casa, pasando el mayor tiempo del día al pendiente de las llamadas de emergencia, que en su propia casa.
En esta experiencia en Chiapas, menciona que no olvidará la buena atención de la gente, donde por más humilde que fuera una familia, siempre les ofrecían comida acompañada de las “memelas”, tortillas tipo gorditas tradicionales de la entidad.
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