En Sonora, el papel de la Guardia Nacional deja un mal sabor de boca por el incremento notable de homicidios dolosos. En los cinco municipios donde fueron instalados los mandos militares (Cajeme, Navojoa, Guaymas, Empalme y Hermosillo) la violencia ha sido creciente, incluso organizaciones internacionales como el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (Ccspjp) tienen en la mira al Estado por tener a la cuarta ciudad (Ciudad Obregón) más peligrosa del mundo.
Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp) señalan un incremento de 37.92 por ciento en homicidio doloso solo de enero a mayo de 2020 a la misma fecha de 2021; esto representa 822 víctimas contra 596. Los municipios más problemáticos son: Cajeme con un incremento de 30.06 por ciento; Hermosillo con 6.98 por ciento; Nogales con 48.89 y San Luis Río Colorado con 41.18 por ciento.
- Inconsistencias en su ley
Además de no cumplir con la pacificación del país, la Guardia Nacional tiene grandes problemas internos. El informe llamado ‘Poder Militar’ publicado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) habla de la inexistencia de los controles internos. “De este modo, aunque el artículo 21 de la Constitución alude al carácter civil de la Guardia Nacional, el artículo Segundo Transitorio ordena que dicha Guardia se constituya por elementos de la Policía Federal, Policía Militar y Policía Naval. Con estas dos últimas incorporaciones se desdibuja el carácter civil de la institución”, señala el estudio.
El informe también señala que el Quinto Transitorio dispone que durante cinco años, en los que se desarrollarse la Guardia Nacional, el presidente podía disponer “de la Fuerza Armada Permanente para tareas de seguridad pública”. También el Sexto Transitorio abre espacio a que la GN tenga una disciplina y la perspectiva castrenses.
El informe del Centro Prodh destaca que hay claras tensiones entre lo civil y lo castrenses que ya estaban en el diseño inicial. “Esas tensiones se decantaron claramente a favor del componente castrense, hasta el punto en que hoy el carácter civil de la Guardia Nacional se ha vuelto letra muerta”.