Para los que dudaban de que chiflar (o silbar) puede ser un arte y contiene una dimensión de profundidad que va más allá del utilitarismo ordinario el campeón del mundo, Christopher Ullman, comparte en este video sus secretos.
Ullman, quien ha sido cuatro veces campeón internacional, señala que 24 horas antes de las competencias no besa a nadie porque los besos emblandecen los labios y se pierde la fuerza silbatina. Bebe sólo agua antes de una contienda y utiliza protector labial (Chapstick es su mejor amigo).
Chifladores como este han logrado convertir un sonido primitivo en un arte, y son capaces de mimetizar toda suerte de instrumentos musicales. Sin embargo, esta aparente sofisticación no lo es tanto, ya que desde los albores de la humanidad el ser humano ha usado este tipo de soplidos para imitar a otros animales y crear ciertos códigos.
Por si esto fuera poco, este video revela (lo hemos experimentado en carne propia) que unos buenos chiflidos pueden ser un excelente remedio para la resaca y la tensión mental. Así que mira el video o practica el arte de producir tus propios sonidos conectándote con el viento interno; siempre hay algo refrescante en el aire con el que chiflamos respiramos.
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