MÉXICO, D.F. (apro).- La exigencia de un mejor trato en el penal de máxima seguridad del Altiplano, que detonó en una huelga de hambre organizada por Joaquín “El Chapo” Guzmán y Edgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, en julio pasado, volvió a ser planteada por los reclusos en una queja presentada ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
En una carta manuscrita en 11 hojas de cuaderno a rayas, 138 presos acusaron a las autoridades penitenciarias por la presunta violación a sus derechos humanos.
El documento, difundido por el portal nayaritenlinea.mx, describe las irregulares condiciones en que se realiza la visita familiar e íntima, y describe el hacinamiento e insalubridad en las celdas, además de la precaria alimentación y problemas con las llamadas telefónicas.
Los reclusos, según el texto, solo tienen una hora al día para salir al patio, no existen actividades de reinserción social, el servicio médico es ineficiente y la tienda del penal es insuficiente y mal operada.
El grupo de reos, entre ellos “El Chapo”, “La Barbie”, Héctor Beltrán Leyva “El H” y Miguel Ángel Félix Gallardo, denuncian a Librado Carmona García, director técnico del centro penitenciario ubicado en el Estado de México, a quien acusan de corrupción y represión.
Con letra legible, la lista de presuntas violaciones a los derechos humanos de los internos inicia con el tema de la visita familiar, donde se asegura que “tanto al momento del ingreso, como al de la salida de los familiares, estos son tratados de manera indigna, pues sin respeto alguno y menos con pudor, son desnudados ante las miradas líbidas de oficiales… en muchos de los casos son manoseados, intimidados y tratados con palabras altisonantes, no mediando el más mínimo sentido de la ética profesional y menos el humano por parte del personal de seguridad y custodia”.
Sobre las habitaciones para la visita íntima, la queja presentada ayer ante la CNDH resalta que la mayoría “presentan fugas de agua, sanitarios rotos y otros tapados, cristales rotos, paredes con aplanados botados, lavabos despegados, algunos caídos, regaderas tapadas donde no sale agua fría ni caliente, los colchones hechos cunas, con alambres salidos, y no se diga lo sucios y mal olientes por el uso y mal aseados”.
Respecto del internamiento, “se da en condiciones inhumanas donde priva el hacinamiento, pues las estancias diseñadas para dos personas, actualmente las habitan tres internos, donde uno de ellos literalmente vive en el piso, haciéndose acreedor a las consecuentes enfermedades de piel, respiratorias y pulmonares… además de convivir con el olor de los sanitarios y con las fugas de agua”.
En cuanto a la calidad de los alimentos, los quejosos sostienen que la empresa concesionaria “Cosmopolitan” les sirve “el pollo engusanado, la carne en mal estado, el fríjol con piedras y acedo, los embutidos caducos”, y las frutas de plano desaparecieron de la dieta.
Respecto de la comunicación personal, cada interno tiene derecho a una llamada telefónica de 10 minutos cada nueve días, “la que constantemente es saboteada por negligencia o pereza de la operadora”.
Y en ese punto piden que se autoricen dos llamadas o bien que se instalen teléfonos públicos con los debidos protocolos de seguridad.
“No es posible estar encerrados 23 de las 24 horas que tiene el día”, dice otro de los reclamos. “Sólo se dispone de una hora de patio, la que ni siquiera es de 60 minutos, dado que en el cacheo, despojo de vestimenta y calzado al momento de salir y entrar, se van cuando menos 15 minutos… el resto de actividades (que debiera de haber) solo son una utopía ya que no existen”, añade el texto.
Los internos sugieren cuando menos dos horas de patio “y reactivar las actividades que la norma de los centros federales contempla”.
Sobre los servicios médicos, aseguran que “Areli”, una soberbia y prepotente encargada de esa área que “los trata peor que a los animales”, es la pareja sentimental del director técnico Librado Carmona García, a quien califican como “el intocable del régimen”, pues es el que “realmente gobierna la institución, es quien trafica con prebendas para los internos a cambio de fuertes cantidades de efectivo… haciendo contubernios con otros directores y con recursos producto de los sobornos que de los internos pudientes recibe”.
También precisan que los 664 pesos autorizados al mes para que los reos se surtan de productos de la tienda del penal (papel de baño y jabón en polvo, por ejemplo) son insuficientes para satisfacer sus necesidades básicas, y aseguran que los artículos existentes “son de baja calidad y de marcas dudosas”.
Los reos firmantes, entre ellos Juan Frutos Aguilar, miembro de la banda del “Mochaorejas”; Abel Valadez Uribe, de La Familia Michoacana, y Ramiro Rangel Soto, del Cártel del Golfo, solicitan la inmediata intervención de la CNDH para una pronta solución de lo que ellos consideran “franca violación a los derechos y dignidad humana”.
Y advierten: “Sabemos que al salir a la luz pública esta queja, es seguro e inevitable que la institución emprenderá de inmediato acciones de represalia como sometimiento y represión en contra de los abajo firmantes en particular y de toda la población en general. Se les responsabiliza (a los directivos del penal) de cualquier acto ilegal en contra de nosotros y de nuestras familias”.
Información: Proceso