Veterinarios de la clínica Paragon, en Inglaterra, estuvieron a punto de extirpar el bazo de Maisy, una san bernardo de ocho años cuyo primer diagnóstico fue cáncer debido a la presencia de una masa extraña que le llenaba el estómago.
Para su sorpresa, los médicos no hallaron ningún tumor, sino tres tiernos peluches que apenas y fueron devorados por el can, informa Metro. Todavía más sorprendente es el hecho de que los muñecos ni siquiera eran de ella.
“Ella roba los juguetes de los chihuahuas y juega con ellos, pero nunca la he visto tratando de masticarlos. Sus hábitos alimenticios habían sido completamente normales”, comentó Jane Dickinson, su dueña.
Con información de Sdpnoticias
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