Las víctimas identificadas como Javier Campos y Joaquín Mora, pertenecientes a la Compañía de Jesús —de la tercera persona no se dieron más datos—, fueron acribillados a manos de presuntos integrantes del crimen organizado que irrumpieron en el templo.
En la Fiscalía General del Estado informaron que además de ordenar la muerte del civil y los dos sacerdotes, los cuerpos de los religiosos fueron sustraídos después de asesinarlos en su iglesia.
Añade que el responsable fue el líder criminal José Noel Portillo, alias El Chueco, quien dirige una célula del grupo delictivo Gente Nueva, brazo armado y operativo del cartel de Sinaloa en esa región.
La información oficial detalla que alrededor de las 18:00 horas del lunes recibió un reporte sobre tres personas asesinadas en el poblado de Cerocahui, municipio de Urique.
Agrega que un hombre buscó refugio en la iglesia para escapar de un ataque de presuntos sicarios; sin embargo, el victimario lo agredió en el interior, al igual que a ambos sacerdotes que se encontraban en el lugar.
En respuesta al ataque dentro de la iglesia, la Secretaría de Seguridad Pública estatal y Fiscalía del estado desplegaron un operativo en Cerocahui y Urique, en coordinación con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Guardia Nacional para brindar seguridad a los pobladores.
La autoridad estatal calificó el asesinato de los dos sacerdotes jesuitas como “muertes circunstanciales”, y anunció que activó una línea especial en el número de teléfono 911 para personas que tengan familiares en el poblado turístico y necesiten información.
Por su parte, la Compañía de Jesús difundió un mensaje de condena ante el ataque y exigió justicia. “Con profundo dolor denunciamos el homicidio de nuestros hermanos Javier Campos Morales, SJ, y Joaquín César Mora Salazar, SJ, ocurrido ayer en el templo de Cerocahui, #Chihuahua. Condenamos estos hechos violentos, exigimos justicia”, escribió la congregación en su cuenta de Twitter.
En su comunicado, la comunidad jesuita señala que “exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por personas armadas.
“También demandamos que de forma inmediata se adopten todas las medidas de protección para salvaguardar la vida de nuestros hermanos jesuitas, religiosas, laicos y de toda la comunidad de Cerocahui.
“Hechos como estos no son aislados. La sierra tarahumara, como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas. Todos los días hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida, como hoy fueron asesinados nuestros hermanos”, señala.
Así también, indicó que “los jesuitas de México no callaremos ante la realidad que lacera a toda la sociedad. Seguiremos presentes y trabajando por la misión de justicia, reconciliación y paz, a través de nuestras obras pastorales, educativas y sociales.
Confiaron “que los testimonios de vida cristiana de nuestros queridos Javier y Joaquín sigan inspirando a hombres y mujeres a entregarse en el servicio a los más desprotegidos”.
“Al denunciar lo ocurrido hacemos notar también el dolor que vive nuestro pueblo por la violencia imperante y nos solidarizamos con tantas personas que padecen esta misma situación, sin que su sufrimiento suscite empatía y atención pública”.