Agricultura.- Una joven francesa apura los últimos tragos de su Coca-Cola sentada en una de las azoteas que permiten a los turistas disfrutar de los atardeceres con vistas al Ganges. Al preguntarle, reconoce no saber que a pocos kilómetros de esta ciudad, Benarés, los agricultores están en pie de guerra contra esa multinacional por la explotación del agua. El camarero indio también lo desconoce. Lo cierto es que en India muchas plantas embotelladoras de esta marca cuentan con la firme oposición de las comunidades locales. El último golpe a la compañía estadounidense se ha dado en este distrito del estado de Uttar Pradesh, donde 18 aldeas exigen a la Junta de Control de la Contaminación que prohíba a la fábrica extraer más este recurso en un área “con escasez de agua”.
“Coca-Cola utiliza la misma agua subterránea que la comunidad usa para beber, cocinar, lavar, regar y alimentar al ganado”, afirma a EL MUNDO Amit Srivastava, coordinador del Centro de Recursos de India (IRC): “Muchos pozos se han secado, así que las mujeres tienen que caminar más para conseguir agua potable. Los niveles de agua subterránea han bajado tanto que los agricultores tienen que cavar pozos más profundos para obtener agua para el riego. Pero eso cuesta un dinero que muchos no tienen, por lo que pierden ingresos ya que la producción baja al regar menos y al alimentar peor a las vacas”.
El dirigente de IRC, organización que apoya a los campesinos, señala que los niveles de agua “comenzaron a bajar rápidamente” cuando se instaló la planta en1999. Actualmente este recurso se encuentra “sobreexplotado”, la peor de las cuatro categorías establecidas por la Autoridad Central de Aguas Subterráneas.
Hindustan Coca-Cola Beverages Pvt Ltd, filial local del mayor fabricante de refrescos del mundo, rechaza las acusaciones y alude a un estudio de 2012 en el que las autoridades observaron que el agotamiento del agua no se debía a la extracción de su planta. En un comunicado afirmó que hay agua suficiente, si bien reconocía el descenso de los niveles.
Éste no es su primer conflicto en India. Coca-Cola abandonó el país en 1977cuando se negó a revelar su fórmula secreta y a ceder un porcentaje de su participación en el capital a una marca local. Desde su vuelta al mercado indio en 1993, han sido continuas las denuncias contra sus métodos de producción en varias de sus 57 fábricas. El pasado abril tuvo que cancelar sus planes de poner en marcha una nueva embotelladora en el estado de Tamil Nadu porque el Gobierno estatal revocó el contrato de 80 millones de dólares que tenía con la compañía.
“Éste es uno de los lugares más contaminados de India y no queríamos que viniese otra empresa altamente contaminante como Coca-Cola“, dijo el ambientalista Myilsamy Murugasamy.
En 2014, la marca dijo adiós a dos proyectos millonarios, uno en Mehdiganj y otro en el estado de Uttarkhand, tumbados también por la oposición local, que denunciaba el uso abusivo del agua y su contaminación, el mismo motivo por el que las autoridades del estado de Kerala cerraron 10 años antes la embotelladora de Plachimada, “la gran victoria” que “inspiró” a los agricultores para oponerse al resto de proyectos. Además, directivos de la compañía reconocieron el pasado diciembre que tendrían que cerrar algunas fábricas si suben los impuestos a las bebidas gaseosas.
De fondo está la ausencia de una legislación apropiada. “No tenemos leyes modernas para regular las aguas subterráneas. Muchos cargos del Gobierno no apoyan la presencia de Coca-Cola, PepsiCo y las cervecerías en zonas con escasez de agua, pero dicen que no pueden hacer nada sin regulaciones fuertes”, asegura el coordinador del IRC. Recientemente se publicaron las nuevas directrices para el uso industrial y sostenible de este recurso, un anuncio que celebraron los grupos de presión porque se tendrán que someter a ellas todas las compañías, sin importar desde cuándo están instaladas en el país (hasta ahora sólo lo hacían las que llegaron después de 2012).
Coca-Cola entiende que India, con sus más de 1.200 millones de habitantes, es unmercado en expansión. Por eso quiere invertir aquí unos 5.000 millones de dólares. Pero sus ambiciosos planes se topan con la realidad: India se enfrenta a una dramática escasez de agua acelerada por la creciente demanda de este recurso, un proceso en el que están involucrados la industria, las necesidades domésticas de las grandes urbes y un campo azotado por sequías interminables.
La compañía insiste en que su relación con el agua es sostenible. “Juntos podemos crear un futuro mejor para las comunidades locales en el que nuestras operaciones ayuden a elevar el nivel de vida. Juntos podemos crear un futuro mejor para los recursos naturales finitos que todos compartimos“, reza el mensaje de la web de Coca-Cola India, un eslogan que, visto lo visto, no comparten las comunidades cercanas a sus centros de producción y que, según el ambientalista Srivastava, forma parte de una campaña de “lavado de imagen” para reconstruir su reputación porque “su historial en cuanto a la gestión de recursos hídricos es pésimo”.
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