El salvavidas británico Daniel Pennock comió salchichas y papas fritas todas las noches durante los últimos 22 años. Pero a los 26 años, el padre de dos hijos está ahora desesperado por dejar el hábito, y ruega que alguien lo ayude.
Daniel afirma que, siendo bebé, llevaba una dieta normal, pero su obsesión con la comida basura comenzó a los cuatro años, cuando simplemente se negó a comer cualquier otra cosa para la cena. Preocupada por que pudiera dejar de comer del todo, su madre estuvo de acuerdo en darle salchichas y papas fritas cada noche, y el hábito se instaló.
“No como nada aparte de chatarra y estoy harto”, dijo. “No creo que haber comido un vegetal en mi vida. Como bananas y manzanas, pero cualquier otra cosa me hace mal físicamente. Consumo salchichas y papas fritas todos los días. He intentado comer otras cosas, pero simplemente no puedo. Quiero que alguien me ayude a solucionarlo de una vez por todas, no sólo por mí, sino por mi familia”.
Su dieta actual consiste en tostadas para el desayuno, un sándwich de chips para el almuerzo, y cuatro salchichas, patatas fritas y pan para la cena. Esto ha provocado que su peso se eleve a 121 kilos en el pasado, aunque ha conseguido perder algo de peso recientemente. Sus malos hábitos alimenticios también han afectado sus relaciones románticas. “Mi ex pareja y yo hemos hablado de ello y me dijo ‘si fueras normal y hubiéramos salido a comer y otras cosas, podría haber sido diferente”, dijo Daniel. “Pero volvía a casa y ella preparaba su comida, y yo la mía. Realmente no parecía que fuéramos una familia”
Daniel ha sido recientemente diagnosticado con un trastorno de alimentación selectiva, una condición que hace que los enfermos sólo consuman los alimentos que ellos consideran “seguros”. No se sabe mucho acerca de la condición, excepto que podría ser provocada por una situación que amenaza la vida, tales como asfixia con alimentos. Sin embargo, este no parece ser su caso, ya que ni él ni su padre recuerdan ningún incidente durante su infancia. “Me he devanado los sesos y he hablado con mis padres para averiguar cómo empezó todo esto, pero es un misterio”, afirmó.
Desde que lo diagnosticaron, Daniel ha logrado bajar de peso haciendo ejercicio, pero no ha sido capaz de decirle no a su cena favorita. También encontró un especialista en Londres que podría tratar su trastorno de alimentación selectiva, pero primero tiene que ahorrar para las consultas de 300 libras.
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