De marginado a protagonista. Las condiciones del maíz dieron un giro de 180 grados. Sus altos costos de implantación, sumado a las restricciones que tenía por parte de las políticas agropecuarias, provocaron que los productores desistieran de cultivarlo y apostaran a lo seguro, la soja.
El escenario cambió cuando llegó el nuevo gobierno, se eliminaron las retenciones y se ajustó el tipo de cambio oficial. Aumentó la superficie de siembra y, ya sin trabas económicas y en zonas con rindes excepcionales, se perfila como la opción más rentable para la campaña de gruesa. Incluso, más que la soja.
“Los productores siguen insistiendo para hacer maíz y creo que el número puede ser muy favorable para esta campaña”, afirma Franco Petrelli, Asesor Técnico Regional (ATR) de Aapresid Venado Tuerto. Al estar en plena Pampa Húmeda, la zona puede alcanzar techos de rendimiento de 140 quintales con híbridos de punta, mientras que el promedio es de entre los 110 y 120.
Petrelli trabaja en una empresa de monitoreo donde supervisan unas 4.000 hectáreas de maíz. Admite que tenían el peor de los pronósticos para la campaña, con hasta un 30% menos de siembra.
La victoria de Mauricio Macri en las elecciones generó un clima de entusiasmo en el sector y se tradujo en los campos con la llegada del maíz tardío. “Muchos productores estaban esperando qué hacer con esos lotes. De acuerdo al resultado de las elecciones, veían si iban a destinarlos a soja o maíz”, agrega.
Información: Infocampo
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