Guamúchil, Sinaloa.- Todo inició con una llamada al punto del medio día del Miercoles 20 de Enero cuando se encontraba en su casa con sus niñas, acusándola de haber delatado a Joaquín “El Chapo” Guzmán y a su lugarteniente acerca de su paradero para su detención.
Ante su negativa le refirieron que alguien había usado su linea para hacer tal denuncia, por lo que le pidieron su colaboración para dar con el paradero de esa persona, sin poder negarse siendo amenazada en hacerle daño tanto a ella como a su familia, ya que su casa estaba supuestamente vigilada por personas armadas.
Melissa relata que ante el hecho reciente de la captura del capo sinaloense y el temor a un daño a ella y su familia accedió a cooperar, acudiendo a lugares que por medio del teléfono le iban indicando, sin cortar la comunicación en ningún momento.
“Me gritaron muy feo, me dijeron que esto no era un juego, – tu sabes si quieres cortar la llamada, pero en cuanto tu cortes la llamada ahí te va a caer la gente y te van a levantar y te vamos a matar a ti y a tu familia-, entonces yo les dije que si, que si les iba a ayudar”,
Amedrentada por un supuesto comandante “Tigre” de la policía del municipio de Guasave, la obligaron a salir de su casa, tomar un camión al centro de la ciudad, alejándose de cualquier persona para evitar que le hicieran daño y dirigiéndose hacia él como a su hermano para evitar sospechas.
Siempre con la idea de que una licenciada la iba atender para ayudarla en la situación de la cual la acusaban. La obligaron a introducirse a un ciber del centro de la ciudad para que cargara su teléfono, igualmente pidiéndole alejarse de cualquier persona, ahí le solicitaron sus contactos principalmente sus familiares para prevenirlos de alguna extorsión o intervenir los números de las personas que querían hacerle un daño.
Posteriormente la hicieron trasladarse a la farmacia Guadalajara donde iba recibir un dinero que le depositaron para comprar un nuevo telefono, siempre amedrantada de que a distancia la seguía una unidad con personas armadas.
Después de adquirir un nuevo teléfono la hicieron apagar el suyo.
Ya con su nuevo teléfono el comandante Tigre le solicitó acudir a la ciudad de Guasave para identificar a dos personas que supuestamente habían detenido, de las involucradas en la utilización de su linea telefónica.
“Sabes que? aquí agarramos ya a dos cabrones, vente para Guasave para que los identifiques y des los nombres de ellos, y yo les dije, no me puedo ir por que mi familia está preocupada, yo no les avise a nadie y entonces me gritó el comandante Tigre – a mi me vale tu familia si no te vas ahorita para Guasave a tu familia la vamos a matar, o quieres que vaya y te levante a ti a donde estás ahorita con mis gatilleros, yo no te quiero asustar por eso no te he levantado, para que no miren a la gente armada”, escuchaba al teléfono.
Aceptó viajar a la ciudad de Guasave ante las amenazas de quien le gritaba al teléfono, obligándola a sentarse en los asientos traseros del camión, afirmando continuar siguiéndola a distancia.
Sin cortar la comunicación en todo el trayecto de esta ciudad a Guasave, ya atemorizada y bloqueada psicologimente por todo lo que había escuchado, una vez en esa ciudad fue conducida a un hotel a través de un taxi que ella misma tomó por ordenes de quien estaba del otro lado de la linea telefónica.
La obligaron a meterse al hotel, solicitando a petición de los secuestradores virtuales una de las habitaciones de la planta alta, hasta donde aseguraron llegaría una licenciada para atenderla en cuanto al asunto del narcotraficante detenido.
Ya en el hotel le hicieron creer que su esposo había sido quien la mandó levantar ofreciéndole mandarlo matar por esa acción, a lo que Melissa se negó; para ese entonces considera ya haber estado bien bloqueada por toda la historia inventada por quienes la habían conducido hasta ese lugar.
Una vez en el hotel le ofrecieron hablar con una hermana a quien hicieron que les mintiera de que unos sicarios la habían levantado por haber provocado un accidente y eran ellos quienes la tenían en un cuarto de seguridad.
Todo la noche permaneció sin poder dormir dentro del cuarto del hotel, hasta que al día siguiente al hablar con un primo este le pidió salir de ese lugar al tratarse de una extorsión, ya que los secuestradores ya habían estado pidiendo dinero para liberarla, quienes cortaron la llamada inmediatamente, ya que manejaban a su antojo la situación.
Con engaños la hicieron pagar una noche más en el hotel, y le comentaron que a ese lugar llegaría una persona de aspecto mayor quien pasaba una situación similar a la de ella y a quien pensaban ayudarlo.
Jamás imaginó Melissa que la persona que había llegado hasta ese lugar era otra víctima de estas personas, a quien con engaños lo condujeron vía telefónica hasta ese lugar.
Para esa persona Melissa era la licenciada que lo ayudaría a solucionar el problema por el que estaba pasando, en cambio a Melissa le aseguraron que ese señor era un violador de niños a quien habían denunciado, pero que no recibiría ningún daño hacia su persona, por lo que mutuamente se tenían miedo el uno al otro. Siguiendo las instrucciones de sus captores ella les proporcionó los contactos de esa persona, a quienes intentarían pedir dinero a cambio de su libertad.
En todo momento les hacían creer que afuera del hotel había camionetas con personas armadas por lo que no debían intentar salirse del lugar.
Ya para las 8 de la noche del día Jueves 21, le propusieron hablar con su hermana o llevársela hasta el lugar donde se encontraba, a lo que ella se negó por temor a que fueran asesinadas.
Inmediatamente después llamaron a la puerta de la habitación hasta donde ya estaba su hermana acompañada de policías: nunca se imaginó que se trataba de que iban a rescatarla de un secuestro falso, de una mentira fabricada a miles de kilómetros de distancia a través de una llamada telefónica.
Ahí la pusieron al tanto de la situación, de que habían estado pidiendo dinero para liberarla, que de 220 mil pesos, solo depositaron la cantidad de 8 mil pesos.
La persona mayor que la acompañaba en la habitación después de que los policías la interrogaron se percataron que también había sido engañado por los delincuentes, extorsionando a sus familiares.
Melissa a pesar de sospechar de que pudiera ser su caso, una extorsión, por la experiencia de una tía, se sintió bloqueada de la mente y atemorizada que no dudó que pudiera ser verdad, y evitar que corrieran peligro sus hijas y demás familiares.
“Después de ese día tuve pesadillas, me levantaba llorando por que yo soñaba que me habían venido a levantar a mi y a mi familia y si, ya la segunda noche ya pude dormir bien pero me daba miedo salir”, mencionó Melissa.
Hoy ya más tranquila en su casa, aconseja a quienes sean víctimas de llamadas de estas personas colgar inmediatamente para evitar pasar por la misma situación desagradable por la que pasó ella.
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