EL PASO, TEXAS.- El endurecimiento de la política migratoria del presidente estadounidense Joe Biden, a raíz de la orden ejecutiva que entró en vigor en el primer minuto del pasado 5 de junio, ha provocado una considerable disminución en el cruce ilegal de personas por la zona fronteriza de Chihuahua, en donde convergen los estados de Texas y Nuevo México.
De acuerdo con Claudio Herrera Baeza, un agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, en la zona de Santa Teresa, Nuevo México, que junto con El Paso, Texas es uno de los puntos de mayor cruce de indocumentados, en las últimas semanas pasó de dos mil 600 cruces diarios, en promedio, a sólo 400 aproximadamente.
Sin embargo, reconoció que las bandas criminales que operan del lado mexicano, en este caso en Ciudad Juárez, Chihuahua -donde tres grupos de la delincuencia organizada se dividen los sectores por donde cruzan las personas- siguen engañando a los migrantes haciéndoles creer que pueden obtener asilo en Estados Unidos, aún siendo detenidos por custodios fronterizos o cualquier otra autoridad.
Agregó que sigue siendo México el principal expulsor de migrantes, junto con Venezuela, Colombia y Guatemala, además de precisar que en el año fiscal 2024 -que concluyó el pasado 30 de septiembre- sólo por este sector de El Paso, Texas, fallecieron más de 170 personas en su intento por cruzar de forma ilegal.
El sector de la Patrulla Fronteriza en El Paso comprende nueve estaciones de vigilancia en una árida zona que abarca parte del territorio de Texas y Nuevo México, que en los últimos años se convirtió en el punto más utilizado por los traficantes de personas.
Es en la pequeña comunidad de Sunland Park, Nuevo México –a unos 20 minutos de El Paso, Texas- donde se encuentra el cerro conocido como Cristo Rey, un punto donde no hay más muro que la misma montaña, y colinda con la zona conocida como Rancho Anapra, en Ciudad Juárez, Chihuahua, un terreno que pelean calle a calle tres cárteles de la droga -La Línea, La Empresa y el Cártel de Sinaloa- para controlar el cruce de indocumentados, a quienes cobran altas cantidades de dinero, sin la garantía de éxito en su intento por lograr el anhelado “sueño americano”.
Orlando Marero-Rubio, un agente supervisor de la Patrulla Fronteriza, con más de 15 años de labor, explicó que los migrantes han sido engañados por las bandas dedicadas al tráfico de personas, haciéndoles creer que al cruzar de forma ilegal a Estados Unidos, y entregarse a las autoridades de este país, su trámite de asilo está garantizado.
“Nada más alejado de la realidad”, dijo, y advirtió que es todo lo contrario, ya que el cruce ilegal de la frontera afectará en su solicitud de asilo, toda vez que incumplieron la ley y ello los hace prácticamente inelegibles a obtener una residencia legal, incluso, en caso de ser reincidentes pueden recibir un castigo que les prohíbe cualquier trámite legal y en otros casos, pueden ir a prisión.
Sin embargo, reconoció que las bandas criminales que operan del lado mexicano, en este caso en Ciudad Juárez, Chihuahua -donde tres grupos de la delincuencia organizada se dividen los sectores por donde cruzan las personas- siguen engañando a los migrantes haciéndoles creer que pueden obtener asilo en Estados Unidos, aún siendo detenidos por custodios fronterizos o cualquier otra autoridad.
Agregó que sigue siendo México el principal expulsor de migrantes, junto con Venezuela, Colombia y Guatemala, además de precisar que en el año fiscal 2024 -que concluyó el pasado 30 de septiembre- sólo por este sector de El Paso, Texas, fallecieron más de 170 personas en su intento por cruzar de forma ilegal.
El sector de la Patrulla Fronteriza en El Paso comprende nueve estaciones de vigilancia en una árida zona que abarca parte del territorio de Texas y Nuevo México, que en los últimos años se convirtió en el punto más utilizado por los traficantes de personas.
Es en la pequeña comunidad de Sunland Park, Nuevo México –a unos 20 minutos de El Paso, Texas- donde se encuentra el cerro conocido como Cristo Rey, un punto donde no hay más muro que la misma montaña, y colinda con la zona conocida como Rancho Anapra, en Ciudad Juárez, Chihuahua, un terreno que pelean calle a calle tres cárteles de la droga -La Línea, La Empresa y el Cártel de Sinaloa- para controlar el cruce de indocumentados, a quienes cobran altas cantidades de dinero, sin la garantía de éxito en su intento por lograr el anhelado “sueño americano”.
Orlando Marero-Rubio, un agente supervisor de la Patrulla Fronteriza, con más de 15 años de labor, explicó que los migrantes han sido engañados por las bandas dedicadas al tráfico de personas, haciéndoles creer que al cruzar de forma ilegal a Estados Unidos, y entregarse a las autoridades de este país, su trámite de asilo está garantizado.
“Nada más alejado de la realidad”, dijo, y advirtió que es todo lo contrario, ya que el cruce ilegal de la frontera afectará en su solicitud de asilo, toda vez que incumplieron la ley y ello los hace prácticamente inelegibles a obtener una residencia legal, incluso, en caso de ser reincidentes pueden recibir un castigo que les prohíbe cualquier trámite legal y en otros casos, pueden ir a prisión.
Como han insistido las diversas agencias del gobierno estadounidense, actualmente la única forma de presentar una solicitud de asilo en Estados Unidos, debe ser desde fuera de este país y por medio de la aplicación digital CBP One, sin embargo, el agente federal reconoció que actualmente no se tiene el suficiente personal para procesar todas las solicitudes que llegan por esa vía.
*.- Es la última vez que intento cruzar, ya mejor me quedo en mi tierra
Faltaban apenas unos minutos para las 8 de una mañana algo fresca, antes de que el sol elevara la temperatura en este punto donde convergen tres estados -Nuevo México y Texas en Estados Unidos, y Chihuahua, en México- cuando los agentes de la Patrulla Fronteriza fueron alertados por uno de los cientos de sensores colocados a lo largo de la frontera.
Anunciaban el arribo de tres personas por una zona de matorrales ya en territorio estadounidense; un rápido operativo dio con dos de ellos, el tercero al parecer alcanzó a correr de regreso a México.
Se llama Rafael, tiene 26 años y es originario de Chilpancingo, Guerrero; salió de su casa 15 días antes, llegó con unos amigos a Jiménez, Chihuahua, donde estuvo seis días oculto en una vivienda; “me alimentaban bien”, dijo.
Desde ese punto, en la parte sur de Chihuahua llegó hasta Ciudad Juárez, donde iba a cruzar tres días antes; no se atreve a mencionar la palabra “pollero” o “traficante”, pero no es necesario insistir, su actitud revela que traficantes de personas lo condujeron hasta el punto de cruce, y posiblemente lo acompañaron hasta el inicio de su travesía ya en territorio estadounidense.
Dijo que es la segunda ocasión que lo detienen, que su hermana que vive en Estados Unidos le pagó el viaje, que mejor ya no lo intentará de nuevo, y que seguirá dedicándose al campo en su natal Chilpancingo, Guerrero, donde horas antes de su captura, el crimen organizado había decapitado al alcalde de esa ciudad.
A decir de las autoridades estadounidenses, casos como el de Rafael, quien no solicitará asilo en este país, implica un rápido proceso de deportación, que no deberá exceder de 24 horas para su registro, sin embargo, siguen siendo mayoría los casos en los que los migrantes que son detenidos, solicitan que su caso se visto por un juez de migración, aunque en un 90% de ellos serán rechazados por no ser elegibles.
En tanto, los migrantes que deciden “pelear” en la corte su solicitud de asilo -en ocasiones sólo para ganar algo de tiempo, son trasladados al Centro de Procesamiento y Retención de Operaciones de Ejecución y Expulsión del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en El Paso, Texas.
En este lugar, con capacidad para 840 personas, y que en un claro eufemismo son “internados” los extranjeros en proceso de “retorno” a su país de origen, son venezolanos en su mayoría, seguidos por mexicanos, colombianos, hondureños y guatemaltecos.
Mary de Anda-Ybarra, directora del ICE en El Paso, Texas, explicó que el 90% de los extranjeros procesados en este centro, no obtendrán el ansiado asilo, y más del 70% de ellos cuentan con antecedentes penales, ya sea en Estados Unidos o en su país de origen, por lo que deben ceñirse a estrictas reglas en ese lugar, fuertemente vigilado, y donde son identificados según el color del uniforme que se les proporciona.
La encargada del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en El Paso, Texas, explicó que un extranjero internado en este centro a la espera de su trámite de asilo, en un proceso “simple” puede llevar hasta 45 días, mientras que cuando son solicitantes que tienen algún delito previo, el proceso suele ser más extenso.
Desde este centro, ubicado justo a un costado del Aeropuerto de El Paso, Texas, son trasladados a sus países de origen los extranjeros que han sido rechazados en su proceso de solicitud de asilo, el cual, como se ha insistido, sólo puede ser viable por medio de la aplicación digital CBP One.