México.- Gracias a que Jorge Cueto-Felgueroso estuvo 11 meses en el penal de Puente Grande Jalisco pudo observar las necesidades que tenían los reclusos, se le ocurrió desde hace cuatro años crear el Proyecto de Arte Carcelario (POARCA).
A través de esto, los reos fabrican bolsas, porta iPads, maletas, carteras, zapatos, cinturones y chamarras para hombre y mujeres con diseños propios basados en la técnica del tatuaje, así también, el mismo proyecto, da talleres a familias y expresidiarios para el armado y terminado de las piezas.
PROARCA tiene la finalidad de evitar la desintegración de las familias de los reos así como dotarles de un ingreso para su estancia en el penal, “cuando una persona cae en la cárcel la mayoría de las familias se disgregan eso genera problemas sociales, cuando el interno sale de la cárcel no hay quien lo reciba”, abundó el fundador del proyecto.
Los productos se comercializan con la marca Prision ART en tiendas de San Miguel de Allende, el aeropuerto de Cancún, Playa del Carmen y el Hotel Downtown México en el Distrito Federal y tienen un precio de entre mil 500 y 6 mil 500 pesos, el dinero de las ventas se destinan a pagar el proceso de producción y para la familia del preso.
Para trabajar en PROARCA, los presos deben pasar por varios filtros, con el fin de ver capacidades, habilidades y carácter, sólo aceptan a personas que se comprometan a desintoxicarse, y que parte de los ingresos sean destinados al sustento de sus familias.
Uno de los líderes de internos, Gustavo Ramos, dice que muchas veces es difícil trabajar con ellos, ya que no les gusta que los manden, y no entienden que no pueden hacer su voluntad.
Actualmente PROARCA, opera en tres reclusorios: Puente Grande, Jalisco y el Centro de Reinserción Social femenil de Querétaro. En los próximos meses tendrá operaciones en el Reclusorio Norte del Distrito Federal, pero se requiere de invertir 700 mil pesos para emplear a al menos 50 personas., además de la apertura de una tienda para comenzar a operar, dijo Jorge Cueto-Felgueroso.
Asimismo planea un programa de incentivos, donde los reclusos que trabajen, acumulen puntos con los productos que elaboren y puedan obtener despensas para sus familias, útiles escolares y juguetes para sus hijos.
Con información de Expansión