Velar por la seguridad del consumidor final es una prioridad fundamental y un gran reto de futuro donde deberán estar implicados todos los que forman la cadena productiva (desde los fabricantes de piensos, productores primarios (agricultores, ganaderos) a los procesadores, envasadores, transportadores, almacenistas, puntos de venta y por último a los consumidores). Esto viene marcado por la necesidad de ofrecer productos competitivos que cumplan con todas las expectativas del cliente, conocer las exigencias en materia de Seguridad Alimentaria definidas por la Administración para garantizar el bienestar de los consumidores.
Los actuales modelos de producción y consumo de alimentos están generando nuevos peligros, cuya evaluación y correcta gestión está siendo imprescindible en las actuales políticas de salud pública y de producción agraria. Una cadena alimentaria segura que abarque todas y cada una de las etapas de la misma, correctamente regulada y eficazmente controlada, es el camino para dar confianza al consumidor. La Unión Europea en materia de legislación pretende garantizar un elevado nivel de seguridad de los productos alimenticios comercializados a lo largo de todas las etapas de la cadena de producción y de distribución, tanto por lo que se refiere a los alimentos producidos en el interior de la Unión Europea como a los importados de terceros países.
La política europea, define en su “LIBRO BLANCO SOBRE SEGURIDAD ALIMENTARIA” (Bruselas, 12.1.2000; COM (1999) 719 final) una política encaminada a garantizar que sólo se comercialicen alimentos seguros, aptos para el consumidor, y a establecer sistemas adicionales para identificar y afrontar los problemas de seguridad alimentaria, a fin de asegurar el adecuado funcionamiento del mercado europeo y de proteger la salud y el bienestar de sus ciudadanos.
Por otra parte también se pretende que las empresas y las administraciones cuenten con investigadores capaces de apoyar al sector agroalimentario con iniciativas nuevas de investigación y/o de mejora.
En definitiva el nuevo enfoque de la seguridad alimentaria plasmado en el ¨Libro Blanco¨ y en la normativa alimentaria implica:
- Abarcar a toda la cadena alimentaria: desde la granja a la mesa (incluida la producción de piensos, la producción primaria, la transformación de alimentos, el almacenamiento, el transporte y la venta al por menor) incluyendo a todos los sectores de la industria alimentaria.
- Establecer el principio según el cual los explotadores de empresas alimentarias y de piensos son los primeros responsables de la seguridad alimentaria; los Estados miembros tienen que supervisar y controlar a estos explotadores; la Comisión ha de poner a prueba la eficacia de las capacidades y las aptitudes de los Estados miembros para realizar ese control, mediante auditorías e inspecciones.
- Implicar a todos los Estados miembros; incluyendo las fronteras establecidas a los países terceros.
- Se ha propuesto además las siguientes medidas:
1- Introducir el sistema de «Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control» (APPCC o HACCP), a fin de que los explotadores de empresas alimentarias identifiquen aquellas fases de sus actividades que son críticas para garantizar la seguridad de los alimentos y asegurar que se identifican, aplican, mantienen y revisan procedimientos adecuados de seguridad alimentaria.
2- Elaborar las guías de buenas prácticas de higiene (BPH) y de aplicación de los principios de APPCC o HACCP por los explotadores industriales de empresas alimentarias.
3- Crear una disposición especial para asegurar la flexibilidad en el caso de alimentos producidos en zonas apartadas (altas montañas, islas lejanas) y de los métodos y la producción tradicionales.
4- Una Trazabilidad adecuada de cada uno de los procesos que conllevan la elaboración de un producto.
5- Un adecuado uso de los componentes del producto, siendo las materias primas consideradas como el principal componente, un uso responsable de las cantidades en cuanto a aditivos se refiere, cumpliendo en todo momento con la Legislación vigente.
En definitiva podríamos considerar la ¨Seguridad Alimentaria¨ como un proceso de implicación donde intervienen agricultores, empresarios, administración pública y organos reguladores.
Nunca debemos olvidar que la SALUD DEL CONSUMIDOR final está en juego y por lo tanto debemos mínimizar a RIESGO CERO cualquier alteración en el producto final.
“Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados denle mejores alimentos. El hombre es lo que come”: Ludwig Feuerbach.
AUTOR: Mónica Carrillo Calixto. Ingeniera de Alimentos. Máster en Ciencia y Tecnología de los Alimentos por la Universidad Politécnica de Valencia (España) y Especialista en Marketing Agroalimentario. Actualmente dirige proyectos de Seguridad Alimentaria, Calidad y Formación en Latinoámerica y España.