El Cártel de Sinaloa se hizo de los servicios de Los Choneros, que desde hace dos décadas operan actividades delictivas en el sur de Ecuador. Por su parte, el Cártel Jalisco Nueva Generación tiene como brazos armados a Los Lobos, Los Lagartos y Los Tiguerones.
Estas cuatro bandas mantienen una fuerte presencia en las calles de diversos departamentos del país, donde controlan el narcomenudeo, la extorsión, el contrabando y las ejecuciones, según elementos de las fuerzas armadas ecuatorianas.
Aunque las autoridades han dado duros golpes a las estructuras criminales, el éxito derivó en otro problema: ahora los narcotraficantes controlan las principales penitenciarías del país, lo que ha dejado decenas de reclusos muertos. De los 40 mil presos que habitan en las cárceles de Ecuador, 25 mil forman parte de las bandas que trabajan para Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, revela un informe de la Coordinación de Seguridad Penitenciaría de la Policía.
El periodista Arturo Torres, que ha investigado los vínculos entre los cárteles mexicanos y las mafias de la región, señala que las huestes locales de Joaquín El Chapo Guzmán y Nemesio El Mencho Oseguera superan por mucho a los 30 mil efectivos que forman parte del ejército ecuatoriano.
El primer acercamiento con las mafias mexicanas data de los años 90, cuando los cárteles colombianos estaban en su apogeo y tenían en jaque a las autoridades estadounidenses.
Miguel Ángel Félix Gallardo, entonces líder del cártel de Guadalajara, llegó a Ecuador para encontrar acuerdos y negoció con Jorge Hugo Reyes Torres, quien ya trabajaba para Pablo Escobar en la ruta ecuatoriana.
Reyes Torres pasó a formar parte de la nómina del grupo delictivo del llamado “Jefe de jefes”, para el trasiego de toneladas de cocaína desde Colombia, pasando por Ecuador hacia México y Estados Unidos.
De acuerdo con la tesis “Erradicar el narcotráfico: dialéctica del poder y la sociedad de consumo”, del profesor Luis Fernando Cedeño, de la Universidad Metropolitana del Ecuador, “Miguel Ángel Félix Gallardo fue compadre de bautizo de Jorge Hugo Reyes Torres y se tiene constancia: visitó al capo sinaloense en el Reclusorio Sur de la Ciudad de México en 1990”, según una información de Milenio Diario.
Con información de e-consult