Rafa Nadal está en la tercera ronda de Roland Garros ajustando sus golpes y sus sensaciones. Nicolás Almagro era, para él, una buena piedra de toque… y victoria convincente del tenista de Manacor: 6-4, 6-3 y 6-1 en dos horas y 19 minutos para poder esperar al rival en tercera ronda: el ruso Andrey Kuznetsov, verdugo del austríaco Jurgen Melzer y número 124 del mundo.
Nadal sigue dejando a cero el casillero de Almagro en sus duelos en Roland Garros: cuatro veces se han enfrentado, cuatro veces se ha impuesto Rafa en tres sets corridos. Y esta vez, pese a las dudas, pese a llegar con más irregularidad que nunca a la tierra batida parisina, su templo particular, no iba a ser una excepción. “He hecho lo que tenía que hacer”, destacaba Nadal en los micrófonos de Eurosport.
Y lo que tenía que hacer era simple: ser consistente, regular, ofrecer pocos resquicios a Almagro y esperar los errores del murciano. Las estadísticas finales, le han dado la razón: 31 golpes ganadores por 16 errores de Nadal; 33-38 los números de Almagro. Jugó a destellos Nico, incapaz de mantener una línea, y, en muchas fases del duelo, de adjudicarse dos puntos seguidos. Y un único, y corto, lapsus de concentración que no tuvo mayores consecuencias.
“Estas últimas semanas no han sido malas, cada vez tengo menos días malos. Estoy aquí para intentar hacerlo lo mejor posible, lo mejor que sé y vengo con la confianza de que pueda jugar bien aquí”, ha cerrado Nadal. Está satisfecho. Y que nadie lo olvide: suele empezar a ser más peligroso en cuanto asoma la segunda semana de competición… y está a un solo partido de alcanzarla.