México. Una presencia innata, terrible pero también una forma de mantener la vida, así retrata Gabriel Serra a la muerte en su cortometraje La Parka, el cual está entre los finalistas para el Oscar de Mejor Cortometraje Documental.
La historia de La Parka nos trae a Efraín, quien trabaja desde hace 25 años en un rastro de reses, donde debe sacrificar a cientos de animales diariamente para poder alimentar a otros. Un retrato de un verdugo que está consciente de su trabajo y tiene su filosofía respecto a él.
“Efraín, La parka, es una persona que tiene desarrollado una conciencia poética sobre su oficio, con una claridad y una sensibilidad que pocos tienen sobre lo que hacen en su vida y en su trabajo, es un ser humano intachable que adora a sus hijos, a su familia y que da la vida por ellos.
“Su oficio, que es mecánico y rutinario, no lo ha deshumanizado de lo que representa matar; el está ahí porque necesita del dinero y porque también le gusta su espacio de trabajo. La carne de estas reces, es solo una excusa para adentrarnos en su conciencia. Una conciencia que no culpabiliza a Efraín por matar las reces sino a los que necesitan de estas reces y de la carne para comer”, dice Gabriel, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica.
“No todos podemos hablar con franqueza y sinceridad de todas las dimensiones de matar como Efraín”.
Serra, quien ya ganó Mejor Documental Corto en la edición 2013 del Festival Short Shorts y estado presente en otros festivales como el DocsDF, el FIC de Morelia y el Kasseler Dokfest en Alemania, entre muchos otros, dice que no fue sencillo tocar un tema como este, sobre todo en un país donde diariamente se vive con la sombra de la muerte.“Fue difícil porque no todos como Efraín podemos hablar con franqueza y sinceridad de todas las dimensiones de matar, morir, ser culpable, perder gente querida. Efraín es un mediador de la muerte, así como existen muchos mediadores en este país; curas, narcos, políticos, chamanes, entre otros”.
Él afirma que fue una sorpresa el éxito que ha tenido su trabajo, que comenzó a gestarse desde el CCC con ayuda de profesores como Tatiana Huezo y Everardo González, también documentalistas, pues lo que comenzó como un proyecto sobre cómo se comercializa la carne en nuestro país se convirtió en una metáfora sobre la vida y la muerte.
“Estar entre los 8 finalistas o más bien pronominados al Oscar ha sido de mucha alegría y sorpresa, específicamente por la noticia, además de lo joven que estoy y con un ejercicio que se convirtió en una película. Yo en la vida iba a pensar que iba a estar en los Oscar. La Parka, me ha dado muchas sorpresas, muchos aprendizajes, mucha claridad y mucha madurez”.
“La muerte para mí significa miedo”.
El joven cineasta también reflexiona sobre el papel cada vez más protagónico del documental en el cine contemporáneo y de su potencia para transmitir emociones.
“Me dijo alguna vez Béla Tarr (director húngaro, El caballo de Turín, 2009) cuando estuvo en el CCC dándonos un curso “¿por qué en México habiendo gente en la calle con caras tan impresionantes y que dicen mucho, buscan actores de Vogue o de telenovelas?
“El documental va siempre adelante que la ficción, porque es un género más libre. Yo más bien soy de la línea de trabajar historias de ficción que se escriben en un papel y adecuarlas a personas reales y mezclarla con actores en lugares reales. Más bien ahora se están mezclando los géneros. La mezcla de ficcionar y documentar situaciones genera momentos mágicos e inolvidables”.
Sobre el Día de Muertos, Serra indica que es una festividad también celebrada en su país de origen, Nicaragua, pero que no tiene la dimensión que se le da en México y agrega lo que significa esa transición vital para él, del estar al no estar. “La muerte para mí significa miedo, cargar con culpas, perdidas, pagar deudas, descansar y transformarse para dar vida a otros”.
GUSTAVO AMBROSIO/MILENIO