Ciudad de México. Usar parte de la cosecha para cebar al ganado o donarla a bancos de alimentos se ha convertido en uno de los últimos recursos para el poderoso sector tomatero mexicano ante la imposibilidad de vender ese vegetal a los locales de venta de comida de México y Estados Unidos por el encierro del coronavirus.
El norteño estado Sinaloa, el mayor productor de tomate en México anualmente y también en esta época, ha sufrido una caída de su demanda de hasta un 40% desde marzo, que ha golpeado sobre todo a los productores enfocados en “food service”, integrado por hoteles, restaurantes y cadenas como McDonalds o Subway, dijeron agricultores a Reuters.
Estos establecimientos se encuentran entre los más afectados por las medidas impuestas en México para frenar la propagación del coronavirus, como el cierre de negocios cuyas actividades son consideradas no esenciales, y el confinamiento de la población en sus casas.
Aunque los tomateros mexicanos se han enfocado en las cadenas minoristas que han podido abrir durante la emergencia sanitaria, como supermercados o abastos, todos han sufrido en diversos grados los estragos de la pandemia, dijo Enrique Rodarte, presidente de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán, en Sinaloa.
Algunos tuvieron que reducir sus superficies de siembra, y el productor calcula que se ha paralizado anticipadamente cerca del 30% de la producción, mientras otros han despedido jornaleros y regalado o perdido cosecha.
“Se ha regalado una cantidad impresionante de cosecha al banco de alimentos y a otras instituciones de asistencia privadas (…) Más que en años anteriores, a veces un poquito más de lo que (el banco) puede retirar” dijo Rodarte, que estima en entre un 10% y un 15% de la producción el volumen de las donaciones en el actual escenario.
“Tirarlo, que se eche a perder hasta ahorita es lo mínimo porque se le da (una parte) al ganado, a las vacas, pero para mí eso sí es tirarlo porque yo no siembro tomate para dárselo a las vacas”, agregó el productor, al recordar que cuando baja la demanda, también bajan los precios.
En Europa, los proveedores de frutas y verduras frescas han advertido que estas serán cada vez más escasas a medida que la pandemia vaya obstaculizando el tráfico mundial de productos y trabajadores necesarios para recoger las cosechas.
Rodarte dijo que, si bien en abril mejoró un poco la situación, en Sinaloa algunos jornaleros se han ido a sus lugares de origen en los estados Michoacán o Guerrero por temor a no poder regresar debido a las medidas para frenar el brote.
Extender cierres agravaría crisis. Aunque el Gobierno dijo que a partir del 1 de junio podría terminar el confinamiento y la suspensión de actividades, el productor teme que se agrave la crisis si persisten los cierres de restaurantes más allá de mayo, cuando Baja California, fronterizo con California, y la zona centro inician producción.
“Nos estamos peleando todos por (venderle a) los supermercados, y el que tiene más tiempo con ellos es el que se queda. El más chico tiende a tener problemas y desaparecer en la temporada”, explicó.
Antonio Beltrán, presidente del Sistema Producto Tomate en México, explicó que hasta ahora han compensando el menor consumo con los bajos volúmenes de producción local en Sinaloa, pero coincidió en que la situación puede cambiar si se extienden los cierres.
Datos de la Secretaría de Agricultura de México revelan que los tres principales productos exportados durante 2019 fueron la cerveza, el aguacate y el tomate. Este último representa exportaciones de 2,000 millones de dólares al año y más de 70% van a Estados Unidos, según cifras del gremio.