México.- Murió de coronavirus, Covid-19, Pedro Alejandro, quien era empleado de Staff E&I, call center al servicio de Grupo Salinas, en Rascarrabias número 911, en la CDMX.
Antes de su fallecimiento, el jueves 16 de abril, el hombre de 40 años de edad, a quien le sobreviven su esposa y un hijo de 14 años de edad, pasó por un calvario laboral y de servicios de salud.
La empresa Grupo Nach y su dirección se conocieron porque todavía continuaron operando tras la muerte de un hombre de 30 años que falleció el 28 de abril por complicaciones derivadas de Covid-19.
La muerte del hombre abrió una cloaca de abusos contra trabajadores de dos call center ligados al Grupo Salinas, donde las precarias medidas de protección tomadas, así como el rechazo a detener actividades causaron un brote de coronavirus entre su personal.
Debía asistir al call center porque necesitaba el dinero
Proceso cuenta la historia de Pedro Alejandro quien desde hacía meses había padecido algunos problemas respiratorios, auditivos y una parálisis facial por estrés, pero desde el 23 de marzo comenzó a agravarse.
Su esposa, Miriam, relata que Pedro fue advertido por su jefe en Staff E&I, un call center dedicado a la cobranza de adeudos de las empresas de Grupo Salinas, que, si faltaba, se le descontaría el día y que con tres faltas sería despedido.
“Yo le decía que no era si quieren o gustan, que era una orden del gobierno, pero él me decía: ‘Voy a ir porque necesitamos el dinero y si no, ¿cómo le hacemos?’”, recuerda Míriam.
Pese a tener los primeros síntomas de coronavirus, Pedro Alejandro siguió asistiendo a la calle de Rascarrabias número 911, donde se encuentra el call center.
Desestimaron su caso en Línea Covid-19
Con los síntomas que tenía, Pedro llamó a la Línea Covid-19 donde desestimaron su caso al considerar que el hombre tenía gripa por lo que no era necesario acudir al hospital.
Miria, comenta a Proceso que ella y su esposo estaban desconcertados pues “si en la línea nos decían que no, aunque él se sentía mal, nos daba miedo ir al hospital porque qué tal si no tenía nada y ahí lo íbamos a agarrar (el coronavirus)”.
En tanto, los días pasaban y Pedro Alejandro seguía trabajando, tomando solamente paracetamol porque así se lo indicaron en la Línea Covid-19.
Pedro dejó de ir a trabajar el 6 de abril y llamó por quinta vez a la Línea Covid-19, donde lo volvieran a desestimar, pese a que el hombre ya presentaba dificultad respiratoria y tenía picos de temperatura elevada, así como persistentes los accesos de tos.
En la clínica 92 del IMSS, en Azcapotzalco, a donde acudió ante la gravedad de su salud, le dieron incapacidad por una semana y le recetaron ibuprofeno y paracetamol.
Tras empeorar su salud y llamar nuevamente a la Línea Covid-19 donde volvieron a desestimaron su caso, la noche del 12 de abril el matrimonio acudió al Hospital 48 San Pedro Xalpa, del IMSS, donde se quedó internado.
El 16 de abril, a las cuatro de la madrugada, llamaron del hospital a la familia de Pedro para avisarles que intentaban reanimarlo. A las 5, el hombre falleció.
Precariedad en el trabajo
Antes de morir, Pedro Alejandro contó a su esposa la precariedad laboral que sufría.
“Una quincena, dos… Tiro por viaje no les pagaban o les pagaban a medias o no metían horas extra, que porque un ‘error en la base de datos’ y así. No les pagaban lo que ya habían trabajado”, comenta Miriam a Proceso.
Tras declararse la pandemia por el Covid-19 y las medidas sanitarias ni siquiera les dieron cubrebocas, guantes, lentes, algo que los protegiera y Miriam recuerda las palabras de Pedro Alejandro: “Todo les vale madres, no les importan los guantes, los cubrebocas. Pedirlos es peor”.
El pasado lunes 4 de mayo, el gobierno de la Ciudad de México clausuró el acceso a Rascarrabias 911 pero un día después, los trabajadores fueron obligados a entrar por Rascarrabias 913, por lo que un nuevo operativo de las autoridades desalojó el inmueble.