Mocorito, Sinaloa.- Lo que parecía un panorama gris en el trabajo para Gabriela de Jesús Rocha Zazueta con la llegada de la pandemia del Covid-19 y quien desde hace 27 años se dedica a la costura de todo tipo de prendas, especialmente en la elaboración de vestidos de novia, xv años, graduaciones y bautizos, encontró en la elaboración de cubrebocas la ocupación que parecía perder en un inicio, demanda que obligó a seguir con su taller abierto y ofrecer trabajo a su amigas.
En el pueblo de Mocorito, específicamente por la calle Rosales Gabriela tiene su taller, hasta donde cientos de personas una a una llegan a comprar su cubrebocas que ante la recomendación de la Secretaria de Salud deben utilizar para evitar que el contagio del Coronavirus siga incrementándose.
Para Gabriela la situación no ha sido similar a la de muchos microempresarios que ante la situación del Covid-19, tuvieron que cerrar sus establecimientos al ser considerados no esenciales ante la pandemia, situación en la que también estaría su taller de costura de no haber optado por la elaboración de cubrebocas.
Indicó que ante la cancelación de fiestas y reuniones que las mismas autoridades llevaron a cabo, la cancelación de trabajos para ella también se vino en escalada, por lo que pronto pensaría que hacer para seguir trabajando en lo que por años se ha desempeñado.
Al ser maestra de costura de Icatsin, institución que se comprometió a elaborar miles de cubrebocas para el sector salud del estado, fue que se inició con la elaboración de los cubrebocas, hasta donde las personas llegaban a preguntar por la venta de estos, lo que dio pie a la elaboración para su venta, situación que resultó un éxito hasta la fecha.
“Desde que empezó la pandemia y hasta la fecha hacemos bastantes cubrebocas todos los días”, dijo.
Gabriela comentó que por lo regular son tres personas las que trabajan en la elaboración de vestidos de novias, xv años, graduaciones y bautizos, sin embargo ante la demanda por los cubrebocas, la plantilla laboral de su taller se incrementó a 5 mujeres, que durante todo el día trabajan buscando satisfacer la demanda de las personas que les solicitan este producto.
Los diseños, colores y estilos son variados de los cubrebocas, así como los tamaños que incluyen niños y adultos, elaborados de telas diferentes, variando en los costos de los mismos.
Gabriela de Jesús Rocha, se dijo sorprendida que después de pensar que sería un mal tiempo para ella, sea todo muy diferente, cinvirtiéndose en un buen negocio la venta de cubrebocas, ante esta lamentable enfermedad que viene afectando a muchas personas.
Puntualizó que a la fecha en tan solo un mes han elaborado un aproximado de 10 mil piezas, de las cuales 5 mil de estas fueron elaboradas de manera voluntaria para la institución de Icatsin y destinados estos al personal de salud de Sinaloa.