México. Rock y baile, aderezado con litros y litros de alcohol, fueron los elementos que cerraron el tercer y último día del festival Vive Latino, al que acudieron alrededor de 55 mil personas, cifra oficial de los organizadores.
El Foro Sol atestiguó la presencia de fanáticos que disfrutaron el poderío de Molotov, las rimas estridentes de los sudafricanos Die Antwoord y la fiesta de Compass, que debutó en el encuentro musical.
Con unos minutos de retraso, la agrupación conformada por Micky, Tito, Paco y Randy salió para tocar canciones de su disco Agua maldita, algunos cóvers y sus ya clásicos, que jóvenes y treintañeros corearon por igual.
“Oleré y oleré y oleré”, “Que no te haga bobo Jacobo” y “Amateur”, fueron las primeras piezas del repertorio al que Molotov recurrió durante su show.
Después de “Santo niño de Atocha”, “Chinga tu madre”, “Lagunas mentales” y “Perro negro”, el grupo habló acerca de que el cambio en el país “está en nosotros mismos” y tras su pronunciación interpretaron “Gimme the Power” y “Frijolero”.
A pesar del frío, Die Antwoord hizo que decenas de personas se despojaran de sus prendas durante el concierto que ofrecieron.
El dúo soltó versos que conectaron con las personas que poco a poco se fueron incorporando al espectáculo enérgico que dieron.
En un principio, el conjunto que sale en la película Chappie salió con sudaderas fluorescentes brincando y bailando, para luego también quitarse la ropa, hasta quedarse en diminutos atuendos.
“Pitbull Terrier”, “Baby´s on Fire” y “I Fink U Freaky” fueron de las más aclamadas. Al final, Ninja se aventó hacia el público causando gran alegría.
Antes, la fiesta se hizo cuando Compass, proyecto de Camilo Lara y Toy Selectah, hizo su debut. Desde el primer momento; las personas bailaron la combinación de electrónico y tropical, teniendo buena aceptación entre personas de diversas edades.
Los hechos
Dentro de los tres días del festival, alrededor de 175 mil personas acudieron a los cinco escenarios y una carpa que se montó para la ocasión.
Las activaciones, la cancha de fútbol, al igual que los stands del Tianguis cultural del Chopo, resultaron un éxito.
Iván Castañeda/Milenio